EPÃLOGO
Hace unos años publiqué en el XL Semanal un artÃculo sobre la racionalización de los horarios. Lo llamé «¿Quién teme al abominable hombre de las nueve?», y en él me maravillaba de las pocas simpatÃas que las personas tempraneras despiertan en España. En un paÃs alegre y fiestero como el nuestro es anatema, por no decir un auténtico suicido social, sostener que a uno no le gusta trasnochar. Es evidente que la noche tiene más predicamento que el dÃa. El dÃa es sinónimo de trabajo, problemas, afanes; la noche, de diversión, misterio, pasión, encuentro, de vida, en último término. Tanto es asà que para muchos nada interesante parece suceder antes de las doce de la noche. Al revés que en el famoso cuento de Perrault, ...
Get Dejemos de perder el tiempo now with the O’Reilly learning platform.
O’Reilly members experience books, live events, courses curated by job role, and more from O’Reilly and nearly 200 top publishers.