Capítulo 7. Una cuestión de rendimiento

Este trabajo se ha traducido utilizando IA. Agradecemos tus opiniones y comentarios: translation-feedback@oreilly.com

En en algún momento de tu carrera de liderazgo, te encontrarás con la gestión del rendimiento. Mi primer consejo es el más difícil: no te permitas nunca pensar o pronunciar las palabras "gestión del rendimiento". Esto es imposible, pero es una aspiración. Te lo explicaré.

La definición que me he ganado a pulso de la gestión del rendimiento es: un flujo de trabajo bien definido y bien entendido que conduce a la mejora del rendimiento de un empleado o a su marcha.

El reto comienza en el momento en que dices o piensas "gestión del rendimiento". A partir de ese momento, cambian las reglas del compromiso entre jefe y empleado. La forma natural en que interactúas y te comunicas con ese individuo se vuelve estructurada y antinatural porque el rendimiento... se está gestionando. Las conversaciones fáciles se vuelven rebuscadas, extrañamente... cronometradas y extrañamente puntuadas. Los humanos inteligentes y carismáticos te dirán: "Esto forma parte de ser directivo". Estos humanos tienen razón, y aunque hay insignias al mérito del liderazgo que se adquieren durante la gestión del rendimiento, la insignia definitiva se concede cuando actúas pronto y (ahora mi segundo consejo) no acabas en la gestión del rendimiento.

Las situaciones que dan lugar a la gestión del rendimiento son tan variadas como las personas implicadas en ellas, ...

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