Epílogo.
Lo que realmente dura
En ocasiones, las ideas se contagian pese a nuestros mejores esfuerzos por impedirlo. En 1946, Leo Durocher era el entrenador de los Dodgers, líderes de la liga nacional de béisbol, mientras sus archirivales los New York Giants languidecían en los últimos puestos de la clasificación.
Durante un partido entre los Dodgers y los Giants, Durocher se burló de los Giants delante de un grupo de periodistas deportivos. Uno de ellos bromeó: «¿Por qué no es un buen hombre por una vez?». Durocher señaló a la caseta de los Giants, diciendo: «¡Buen hombre! Miren allí. ¿Conocen algún hombre mejor que Mel Ott [el director técnico de los Giants]? ¿O cualquiera de los demás? ¡Por supuesto que son los mejores hombres del mundo! ¿Y ...
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