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La palabra debe acompañar a la intención. Perdonar precisa del deseo de ser perdonado
El perdón es cosa de dos. En nuestros días, la frase «tienes que perdonar» parece ser la condición sine qua non para solventar problemas, soltar lastres, sanar patrones, cerrar capítulos. Y ciertamente es así en numerosos y concretos casos.
Pedir perdón puede resultar fácil, y no por ello, se saldan deudas. Perdonar puede igualmente ser un acto sencillo, pero no por ello queda resarcida la injusticia.
No tiene demasiado sentido el acto de perdonar sin que exista un deseo de ser perdonado. No me refiero al altruismo en el acto de eximir de culpa, sino a que si quien realiza la afrenta no la admite, no existe posibilidad de perdonarla, y la exoneración queda ...