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Atreverse a ser tratada y a ser protegida. Y saber que no seguirá perdiendo cosas por el camino
Un maltrato psicológico, físico o sexual resta capacidad de elección. La terapia, que seguro que necesitará la víctima, debe concederle espacio. No debe preocuparle la posibilidad de que la compriman dentro de protocolos rígidos ni estereotipos que la encasillen en un número indeterminado de síntomas y signos, sino saber que se le permitirá respirar dentro de sus propias cualidades, potenciales, rasgos de personalidad, fortalezas y carencias.
Esto se encuentra mayoritariamente en su mano. No ha de dejarse llevar por su sensación de fragilidad e incertidumbre, que a su vez le hará sentir que no puede discernir nada de lo que a partir de ese momento ...