8. ¡Y ahora resulta que no conocemos la realidad!
Apenas acabamos de descubrir que no estamos diseñados para ser objetivos, que somos seres eminentemente subjetivos, cuando de repente nos sale al paso una nueva sorpresa: La subjetividad nos hace incapaces de conocer la realidad.
A nuestro diseño biológico conocer la realidad le da igual, no le importa nada, porque su objetivo es la supervivencia. Si me hace etiquetar algo como peligroso, y yo lo esquivo, ya ha cumplido con su función: ¿qué más da si era o no realmente peligroso? Lo importante es que podía haberlo sido y yo he evitado ese riesgo. No fue creado para conseguir sabiduría, porque el saber exige conocer, y conocer exige probar, y probar exige arriesgar, y arriesgar implica equivocarse. ...
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