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No nos gustan las críticas. Lo que nos gusta es que nos digan lo bien que lo hacemos todo. Cada vez que nos censuran es como si un ariete abriera brecha en los muros de nuestra autoestima. Y, según las circunstancias, esos muros pueden ser muy endebles.
La censura y el fracaso tienen mucho que ver. Ambos van a parar a nuestra autoestima. De la misma manera que el error es la causa del fracaso y el fracaso es la consecuencia del error, de la misma manera que el fracaso saca a la luz ese error que está en su origen, las críticas que recibimos desvelan igualmente nuestros errores y nos los hacen evidentes. Cada reprobación que se nos hace significa para nosotros un fracaso en toda regla y nos produce exactamente el mismo ...
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