Epílogo: Tal como lo oí...
Somos un equipo. Hay una montaña que nadie ha escalado nunca, pero tú -en tus huesos- crees que podemos. Y lo que es más importante, puedes ponerte delante de nosotros, señalar la montaña y contarnos la convincente historia de cómo vamos a escalar esa cima imposible.
Hablas con las manos, levantas la voz en los momentos precisos para puntuar tus pensamientos. Tus pausas crean tensión. No hablas de ti, hablas de todos nosotros y de cómo vamos a lograr colectivamente esta tarea imposible.
Tu historia es atractiva, pero poco concreta. No nos importa porque todos deseamos conseguir lo imposible y, lo que es más importante, nos encanta la forma en que cuentas esta historia. Te creemos. Esta creencia elimina la necesidad percibida de dar pasos concretos. Somos seres emocionales; tu forma y tu entrega nos han convencido para seguirte en un viaje imposible.
Esto es una visión. Tú estás utilizando todas tus habilidades de liderazgo para describir una visión.
Hay todavía una montaña que escalar. ¿Cómo vamos a llevar a cabo esta hazaña hercúlea? Afortunadamente, te tenemos a ti. Ahora empieza a planificar.
Empieza con preguntas: ¿Qué tamaño tiene la montaña? ¿Qué obstáculos conocemos? ¿Dónde está la cima? ¿Cuál es el mejor camino para subir a la cima? ¿Hay caminos alternativos? ¿Cuántos excursionistas tenemos y cómo están de forma? ¿Cuáles son sus respectivos puntos fuertes y débiles? ¿Cuál es la mejor configuración de humanos para realizar cada tarea? ¿Qué contingencias ...
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