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Decisión irrevocable
Ana Cristina Domínguez
1. Y yo con estos pelos
«¡Dios mío, qué ojeras tienes, María Jesús! ¡Pareces un oso panda!», me digo mientras mi miro al espejo recién levantada. Y encima hoy vienen los jefes europeos. ¡Qué van a pensar cuando me vean con estos pelos!
Los ronquidos suaves de mi marido en la habitación me recuerdan que he pasado una noche toledana. He dado vueltas y vueltas como una peonza repasando la presentación que tengo que hacer. He revisado cada coma, cada punto; incluso le he pasado el corrector ortográfico en mis sueños.
«¡Déjate de chorradas y date prisa!», me repito una y otra vez. Tienes que cruzar Madrid hasta la oficina y como llegues tarde al director general le dará un pasmo. Es como si lo viese ...