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Herramientas de partida
Mi perro se llama Obi, capricho de la criadora a quién le gustaba la saga de La Guerra de las Galaxias. Un día, paseando por el campo, en Gredos, con mi pareja, el perro descubrió una acequia en el suelo. Le gusta mucho el agua pero pensamos que se daría cuenta de que cubría más de un metro y que las paredes rectas de cemento –como las de una piscina– no le permitirían salir. Pues bien, con un año de edad, Obi decidió tirarse al agua, hundiéndose en el acto. Sacó la cabeza a la superficie con desesperación y esta se tornó en angustia cuando al tratar de salir vio que no podía. Tras varios intentos de animarle a salir solo, tiré de él y le saqué. Se alejó muy rápido de la acequia y creímos que había aprendido la lección. ...