| 4 | Regalos olímpicos |
En noviembre de 1956, un joven esbelto de veinte años, ojos intensos y nariz aguileña, aterrizaba en Australia con un par de trajes de baño y la dirección de un distribuidor de Adidas en Melbourne. Era Horst Dassler. Sus padres le habían enviado a promocionar las zapatillas de clavos Adidas en los JJ.OO., pero la visita tuvo unas repercusiones mucho mayores de lo esperado.
Cuando Horst aterrizó, las zapatillas enviadas desde Alemania seguían bloqueadas en el puerto, junto con el cargamento de Puma. El joven afrontó el problema con proverbial astucia: convenció a los más destacados deportistas de que escribieran cartas a los agentes de aduanas explicando que necesitaban las zapatillas Adidas para los JJ.OO. ...
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