Practicar la diplomacia corporativa[1]

Cuando una empresa decide que quiere apostar estratégicamente por ser una empresa responsable, las relaciones con los grupos de interés, con aquellos que opinan, influyen y son en potencia influidos por la empresa se hace imprescindible. Parece algo sencillo, que lo uno va unido a lo otro. Sin embargo, en la práctica, tomar conciencia de que los grupos de interés existen, que son importantes, saber quiénes son, dónde encontrarlos, cómo piensan, qué les preocupa, quién los representa adecuadamente, qué opinan sobre lo que hace una empresa, recabar su ayuda en los temas que no conocemos bien o conocemos peor es un gesto de enorme humildad corporativa que se ha convertido en una palanca de liderazgo ...

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