| 4 | La posada: cargando energía |
«No me alegro de que la mujer trabaje fuera del hogar,de lo que verdaderamente me congratulo es de que sea librepara elegir lo que le dé la gana; que quiere peleary ser consejera delegada, ¡aplausos!;
que quiere quedarse en casa cuidando de sus hijos,
¡la ola!; que se conforma con dar lo máximo en la oficinay todo en casa con su marido e hijos, ¡espectacular!¡Qué quieren que les diga!
Que todo me parece bienmenos que alguien venga por decreto a coartarme la libertad».
Llegamos a la casilla 19. Es la posada y, no queda más remedio, perdemos un turno. Llega el momento de sentarse a pensar. Sí, lo sabemos, cuesta. Vivimos inmersos en una gran vorágine, nuestras agendas están repletas de ...
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