Conclusiones
Las cinco supuestas verdades que el pensamiento único predica a propósito de la crisis están lejos de ser ciertas, y la conclusión primordial debe partir de esa constatación. Si el culpable político de la crisis no es el liberalismo, y no lo es, entonces la solución no debe pasar por aumentar el intervencionismo. Si el culpable moral de la crisis no es la codicia, y no lo es, entonces la solución no debe pasar por arrinconar aún más a las mujeres y hombres libres. Si el culpable económico de la crisis no es el mercado, y no lo es, entonces la solución no debe pasar por limitar todavía más la propiedad privada y los contratos voluntarios. Si hay alternativas a los onerosos planes de rescate bancario con dinero público, y las hay, ...
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