Prefacio
Este trabajo se ha traducido utilizando IA. Agradecemos tus opiniones y comentarios: translation-feedback@oreilly.com
En 2006, Geoffrey Hinton et al. publicaron un artículo1 que mostraba cómo entrenar una red neuronal profunda capaz de reconocer dígitos manuscritos con una precisión de vanguardia (>98%). Llamaron a esta técnica "Deep Learning". Una red neuronal profunda es un modelo (muy) simplificado de nuestra corteza cerebral, compuesto por una pila de capas de neuronas artificiales. En aquella época se consideraba imposible entrenar una red neuronal profunda.2 y la mayoría de los investigadores habían abandonado la idea a finales de la década de 1990. Este artículo reavivó el interés de la comunidad científica, y en poco tiempo muchos nuevos artículos demostraron que el Deep Learning no sólo era posible, sino capaz de logros alucinantes que ninguna otra técnica de aprendizaje automático (ML) podía aspirar a igualar (con la ayuda de una enorme potencia de cálculo y grandes cantidades de datos). Este entusiasmo pronto se extendió a muchas otras áreas del aprendizaje automático.
Una década más tarde, el aprendizaje automático ya había conquistado muchas industrias, clasificando resultados web, recomendando vídeos para ver y productos para comprar, clasificando artículos en líneas de producción, a veces incluso conduciendo coches. El aprendizaje automático a menudo aparecía en los titulares, por ejemplo cuando el sistema de aprendizaje automático AlphaFold de DeepMind ...