Capítulo 4. Avanzar
Este trabajo se ha traducido utilizando IA. Agradecemos tus opiniones y comentarios: translation-feedback@oreilly.com
En este capítulo, veremos las señales a las que hay que prestar atención cuando se trata de pensar en dejar tu trabajo actual y cómo definir un plan de acción basado en dónde estás ahora y hacia dónde quieres ir.
Señales de que es hora de seguir adelante
En 2020, cuando empezó la pandemia, nuestra forma de vida y de trabajo cambió drástica y bruscamente. Durante unos 18 meses de vida pandémica, muchas personas tuvieron más tiempo para pensar en lo que querían de sus trabajos y en el tipo de condiciones que estaban dispuestas a aceptar, cuyo impacto se conoció como "la gran dimisión". Para los trabajadores del conocimiento, esta conversación ha girado a menudo en torno a la percepción de derechos, como los que no querían volver a la oficina.
En cualquier caso, tu trabajo actual es sólo un momento de tu carrera en general, y merece la pena pensar críticamente si está sirviendo a tus objetivos profesionales a más largo plazo. Dejar un trabajo no es necesariamente señal de rendirse o de no tener éxito. Por el contrario, puede ser lo mejor para tu carrera, y dar un paso puede ser realmente positivo.
Por eso, aquí tienes cinco razones por las que quizá quieras pensar en seguir adelante.
No estás aprendiendo (y quieres hacerlo)
Es normal moverse entre periodos de mayor crecimiento y periodos de consolidación, y a veces es un alivio estar operando bien dentro de tu zona de confort. Pero si estás asomando la cabeza y mirando a tu alrededor, y tu próxima oportunidad de crecimiento no aparece por ninguna parte, merece la pena considerar que tu próxima oportunidad de crecimiento podría estar en otra parte.
- La trampa
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Como se mencionó en el Capítulo 1, a veces cinco años de experiencia son simplemente... el mismo año de experiencia, cinco veces más. Esto puede hacer retroceder tu trayectoria profesional, dificultando las entrevistas o la contratación para puestos para los que crees que ya deberías estar cualificado. Los empresarios que entrevistan en profundidad se darán cuenta de si te has estancado y es más probable que te descarten por un candidato "más cualificado" cuya experiencia haya sido más variada.
- Antes de renunciar
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Habla con tu jefe sobre las oportunidades de crecimiento que ve para ti. Sobre todo si has tenido dificultades personales por algún motivo, merece la pena hablar de que lo que fuera que te estaba pasando ya ha quedado atrás y dejar ese periodo entre vosotros, dejando claro que estás preparado para asumir más cosas. Muchos jefes amables y comprensivos pueden dejar a la gente un poco a la deriva, sin querer añadir presión cuando están pasando por un momento difícil; ser claro sobre para qué estás preparado les facilitará ayudarte a conseguirlo y saber que ha llegado el momento de empezar a presionarte de nuevo.
- Si sigues adelante
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Piensa bien qué tipo de aprendizaje y crecimiento puedes esperar realmente en el nuevo puesto, y optimízate para ello, aunque sea a expensas de otras cosas que te importan (como el puesto).
Estás aprendiendo mecanismos de afrontamiento en lugar de habilidades
Toda organización tiene sus peculiaridades que la gente encuentra la manera de sortear. Quizá los informes sean un poco demasiado arduos, o el jefe de tu jefe sea un poco político, o la cultura sea un poco demasiado discutidora para tu gusto. Con el tiempo, aprendemos a lidiar con estas cosas: reservamos tiempo extra para los informes, nos aseguramos de tomarnos el tiempo necesario para convencer a la persona política de nuestras ideas, o aprendemos a discutir.
- La trampa
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A veces las organizaciones son (o llegan a ser) lo suficientemente disfuncionales como para que invirtamos más tiempo en desarrollar y perfeccionar los mecanismos de afrontamiento que las habilidades reales. Si tu lista de cosas a desarrollar es en realidad una lista de cosas que no tendrás que hacer en un entorno más funcional, ninguna de las cuales te hará más empleable en otro lugar... es hora de marcharse. La trampa de los mecanismos de afrontamiento es especialmente cruel, porque cuanto más tiempo inviertas en perfeccionarlos, más tiempo tendrás que dedicar a desenredarlos en un entorno sano, si es que alguna vez llegas a uno.
- Antes de renunciar
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Habla con alguien de confianza que no sólo te apoye, sino que también te desafíe. Es importante que tenga una perspectiva externa o al menos desapasionada: alguien que también esté inmerso en los mismos mecanismos de afrontamiento será más propenso a justificarlos, o simplemente acabaréis desahogándoos juntos. Un coach externo, un antiguo jefe o un amigo íntimo del sector pueden ser buenas personas a las que recurrir. En el mejor de los casos, pueden comprobar qué es lo que te preocupa: ¿estás exagerando? ¿La hierba sería realmente más verde en otra parte?
- Si sigues adelante
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Piensa bien qué mecanismos de afrontamiento has desarrollado y espera encontrar otros nuevos en tu próximo trabajo. Tendrás que comprometerte a desenredarlos, y eso puede ser duro, así que averigua qué apoyo necesitas.
Tienes conflictos morales a la hora de contratar
No estoy sugiriendo que todos debamos ser un farsante corporativo, pero si dudas al mencionar que la empresa para la que trabajas está contratando y ofreces una opinión tibia o incluso "no la recomiendo" a los amigos que te preguntan, merece la pena que te preguntes: si ellos se merecen algo mejor, ¿quizá tú también?
- La trampa
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Tendemos a considerar pasar al siguiente trabajo mucho más deliberadamente de lo que consideramos quedarnos en el que tenemos. Es fácil seguir adelante porque las cosas están "casi siempre bien", pero a veces las preguntas que nos hacen en las entrevistas pueden recordarnos que nosotros mismos no tenemos grandes respuestas a esas preguntas si nos permitimos pensar en ello. Por ejemplo, en las entrevistas la gente suele hacer preguntas sobre la cultura de la empresa, las oportunidades de crecimiento y el compromiso con la DEI. Merece la pena hacernos esas mismas preguntas de vez en cuando.
- Antes de renunciar
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¿Es la empresa o eres tú? El agotamiento puede hacernos sentir ambivalentes respecto a cosas que normalmente disfrutaríamos. Prueba a tomarte unas vacaciones de verdad y verás cómo te sientes.1
- Si sigues adelante
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Asegúrate de que lo que buscas es realista. Es fácil pensar que otras empresas tienen una cultura "perfecta" basándose en su presentación externa, pero ninguna organización es perfecta en realidad. Valídalo haciendo preguntas que te ayuden a comprender la realidad del día a día de la gente, no sólo lo que aparece en la página web.
Tu trabajo está afectando a tu confianza
El mejor consejo que recibí al principio de mi carrera fue: "Si afecta a tu confianza, entonces es un problema". Es algo en lo que todavía pienso y con lo que evalúo las situaciones. Algo puede ser molesto y fácil de pasar por alto, pero a las cosas que erosionan tu confianza hay que prestarles atención. Por regla general, con el tiempo deberías sentirte más capaz, no menos. Es especialmente preocupante cuando observas tus logros y la forma en que te tratan y ves que hay un desajuste real.
- La trampa
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Una vez que dejas de sentirte valorado y empiezas a dudar de ti mismo, cada vez te resulta más difícil encontrar otra cosa. No te valoran, no te sientes con éxito donde estás, así que ¿por qué te valorarían en otro sitio y por qué tendrías más éxito en otro lugar? La verdad es que el éxito es producto de factores personales y ambientales. Puede que lo único que necesites sea un entorno diferente que te ayude a prosperar.
- Antes de renunciar
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Dedica tiempo a revisar a fondo y (en la medida de lo posible) desapasionadamente las cosas que han ido erosionando tu confianza: ¿hay cosas de las que puedas aprender y utilizar para mejorar de verdad? Ya hablamos de cómo sacar el máximo partido de los comentarios en el Capítulo 3 y, de nuevo, recomiendo encarecidamente el libro Thanks for the Feedback, de Douglas Stone y Sheila Heen. Si se trata de otras cosas, como la forma en que se comunican tus compañeros de trabajo, considera si las señales son cosas aisladas ante las que podrías desarrollar cierta resiliencia o traumas derivados de malas experiencias anteriores.
- Si sigues adelante
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Un entorno totalmente nuevo también puede ser un golpe a corto plazo para la confianza, ya que tenemos que aprender a desenvolvernos en él y a ser eficaces. No esperes que un nuevo entorno sea una solución instantánea; date tiempo para adaptarte.
Si tienes una buena relación con tu jefe, puedes intentar pedirle lo que necesites. Por ejemplo, si te cuesta sacar el máximo partido de su asesoramiento porque te preocupa tanto no cumplir sus expectativas que no puedes comprometerte con él, intenta decírselo y ver si puede ofrecerte algo de tranquilidad primero.
Tu trabajo te está afectando físicamente
El estrés es físico. En el momento en que se nota en tu ritmo cardíaco, sueño (o falta de él) y bienestar físico, lo has interiorizado.
- La trampa
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Los efectos físicos del estrés pueden atacarnos sigilosamente, y cuando no te encuentras bien, el estrés y los gastos de buscar otro trabajo o arriesgar tu seguro médico pueden ser lo último con lo que quieras lidiar.
- Antes de renunciar
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Conoces tu entorno de trabajo y te conoces a ti mismo, así que sabes si merece la pena intentar establecer límites y/o crear hábitos saludables. Si pones como límite dejar de trabajar a las 6 de la tarde, ¿se respetará? Si dedicas tiempo a los hábitos saludables, ¿será suficiente para marcar la diferencia? Si es así, recomiendo el libro de Gretchen Rubin Mejor que antes (Crown) y, en particular, el marco de las Cuatro Tendencias, por ser útiles para pensar en la creación (y el mantenimiento) de hábitos.2
- Si sigues adelante
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Recuerda que el estrés tarda en disiparse y que reconstruir hábitos saludables es un proceso. El cambio a una nueva organización puede ser una oportunidad para restablecer y reconstruir hábitos saludables, pero si no lo haces intencionadamente, puedes volver a caer en los que tenías antes.
Tomar decisiones
Cuarenta horas a la semana -o, seamos realistas, más- es mucho tiempo para ser infeliz. Ser infeliz en el trabajo repercute en otros ámbitos de nuestra vida, afectando a nuestro bienestar físico y emocional y a nuestras relaciones personales. No estoy abogando por cambiar de trabajo en -siempre hay cosas que puedes intentar para mejorar tu situación, y hablaremos más de ellas en la Sección 2, "Autogestión"-, perocomo responsable de contratación, me parece que las personas que me entristecen más son las que han permanecido demasiado tiempo en un mismo lugar a expensas de su propio crecimiento y de su carrera en general. Pensar regularmente de forma crítica sobre lo que obtienes de tu entorno -y lo que no- es clave para un crecimiento sostenido y sostenible. Aunque tengas un gran jefe, sigues siendo el DRI de tu carrera, y abdicar de esa responsabilidad no te prepara para el éxito a largo plazo. Tanya Reilly, autora de The Staff Engineer's Path (O'Reilly), tiene una plantilla de hoja de cálculo que puedes utilizar para comprobar estos factores cada uno o dos meses.
Y si eres un directivo pensando en cómo retener a la gente en tu equipo, considera que tu mejor jugada de retención podría ser -irónicamente- facilitarles la búsqueda de trabajo en otro sitio. Si te aseguras de que las personas se sienten valoradas y de que aprenden y crecen de un modo que les aporta valor personal y a su trayectoria profesional general, es más probable que decidan quedarse. Es mucho más difícil atrapar a la gente cuando el mercado es competitivo, pero, de todos modos, esa nunca ha sido una buena forma de gestionar.
Tu plan de acción para impulsar tu carrera
Hemos cubierto mucho en esta sección, así que aquí tienes una ruta sugerida para aplicar estos conceptos a tu propia carrera. Esto puede suponer un cambio significativo de mentalidad que puede llevar meses, así que asegúrate de darte tiempo y espacio, y no te decepciones si las cosas no cambian tan rápido como deseas. Esta lista es larga, y tal vez un poco abrumadora, pero no se supone que debas repasarla toda de una vez: revisa tu próxima acción y date un tiempo para llevarla a cabo, luego vuelve a ella más adelante.
Paso 1: Valora si ha llegado el momento de dejarlo.
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Si ha llegado el momento de dejarlo, o crees que podría serlo, calcula tus limitaciones frente a tus necesidades.
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¿Necesitas que tu función actual sea manejable para tener tiempo de buscar otra cosa?
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Si eres un "tal vez" en dejarlo, piensa qué te empuja a ese punto y qué podrías intentar para mejorar tu situación.
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Si eres un no, ¡genial! Menos gastos generales para ti. Pasa al paso 2.
Paso 2: Mira qué opciones quieres que estén a tu disposición.
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Comprueba en si se trata de un trabajo o de un título. ¿Qué quieres hacer realmente en las más de 40 horas semanales que pasas en el trabajo?
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Evalúa dónde te encuentras en relación con estas opciones.
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Para los que estáis en el buen camino, estupendo: ya habéis terminado.
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Si no es tu caso, pasa al paso 3.
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Define tu momento actual.
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¿Cuál es tu momento actual?
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¿Qué necesitas ahora mismo?
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Teniendo en cuenta estas cosas, ¿qué limitaciones tienes aquí?
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Discute las limitaciones con alguien de confianza: ¿tienen que ser ciertas?
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Paso 3: Aclara el trato que hiciste con tu empresario.
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Piensa en sobre lo que alquila tu empresa.
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¿Estás creando valor de mercado?
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¿Estás socavando el valor de mercado?
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Piensa en lo que compra tu empresa.
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¿Hay algún sitio en el que se lleven más de lo que pagan?
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¿Hay límites que redefinir?
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¿Qué tipo de trato quieres?
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¿Qué apoya tus objetivos a largo plazo?
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¿Qué necesitas para mantener tu vida en este momento?
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Paso 4: Identifica algunos objetivos próximos.
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Ven a con algunos (de uno a tres) objetivos a más corto plazo que apoyen lo que identificaste como tus opciones profesionales generales.
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Asegúrate de que realmente das en el clavo con el "qué" y el "por qué": alcanzar este objetivo tiene sentido para ti y representará un progreso significativo.
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Elabora planes de desarrollo para cada uno de los objetivos.
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Discute y perfecciona los planes con alguien de confianza.
Paso 5: Piensa en tu relación con la retroalimentación.
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Identifica en en qué cuadrante estás para algunas relaciones clave.
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Si es receptiva y procesable, estupendo: ¿qué está funcionando y cómo has llegado a ese punto?
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Si es receptivo pero no procesable o no es receptivo pero procesable, ¿a qué se debe? ¿Qué podría ayudar?
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Si no es receptivo ni procesable, ¿a qué se debe?
¿Hay alguna forma de salir de esta situación?
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Piensa en sobre lo que podrías hacer en general para ser más entrenable. Elige una o dos sugerencias de la lista para trabajar en ellas.
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Piensa en sobre algunos comentarios difíciles que hayas recibido. ¿Qué puedes sacar de ellos? ¿Hay algo útil?
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Incluso en los peores contextos, puede haber algo que podamos aprender sobre nosotros mismos. Y entonces, es mucho más fácil dejar pasar esa retroalimentación.
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Algunos comentarios y relaciones de retroalimentación deben ir a la papelera. ¿Necesitas tirar algo a la papelera?
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Paso 6: Audita tu red.
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¿Qué relaciones están bien pero podrían estar mejor?
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Piensa en cómo podrían mejorar las cosas.
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Piensa en cosas que podrías hacer para mejorar esas relaciones.
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Decide si quieres dedicar algo de tiempo a invertir en esas relaciones.
¡"No" está bien!
También lo es "Ahora no".
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¿Qué relaciones faltan?
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Piensa en lo que te cuestan esas relaciones perdidas: por ejemplo, si tienes una red profesional muy pequeña, quizá eso te dificulte encontrar nuevas oportunidades.
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Piensa en lo que podrías hacer para crear más red. ¿Cuáles serían las cosas más fáciles que podrías hacer? ¿Con qué disfrutarías?
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Evalúa la carencia frente a lo que podrías hacer para resolverla, y decide si quieres hacerlo o no.
¡"No" está bien!
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1 En Europa, duran de dos a tres semanas, y los correos electrónicos y los mensajes instantáneos no se ven ni se responden. Este tipo de descanso no siempre es posible para todo el mundo, por supuesto, y la duración de las vacaciones variará según las costumbres de tu país. Pero incluso un descanso de una semana puede ayudar.
2 Este marco se amplía en el libro Las cuatro tendencias, también de Gretchen Rubin (Harmony/Rodale).
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